Para vivir el año nuevo…

imagesAl amanecer le costó desperarse. La añoranza del 2015 deja aún su garra intrínseca en los olores a carne de puerco azada, las resacas, las sidras, los bailes, los abrazos y la osadía de derrochar las FELICIDADES como si fueran cosecha gratuita o poseyeran la suerte de trastocar deseos por realidades.

Los primeros rayos de sol del primer día del año nuevo calentaron el café de quienes despertaron con el cantío de la costumbre y las voces de aquellos que parecen rentar el oficio de pregonar el  pan «suave y el duro», como verdaderos faroleros del servir.

El astro rey atrajo la quietud de la bisoña jornada y el desvelo por los caminos que deparará la vida en los próximos 365 días, el gozo y las tristezas, las lágrimas y las esperanzas, las victorias y los reinicios de batalla, de los afanes y proyectos.

Un año acaba de quedar atrás y saturada del jolgorio nocturno escudriño en el sosiego de la luz cuanto costará a partir de hoy aprender a vivir un día a la vez, embestir circunstancias adversas, atrapar el has de luz en que viaja el amor y hacerlo propio, construir inefables sonrisas de quienes amamos, crecer, creer, regalar excelsas bondades y cosechar virtudes.

El amanecer bostezó hondo, limpió sus ojos y plasmó lo anecdótico del largo viaje para rentabilizar la solvencia, la prosperidad y la salud alzada hace solo horas en los cáliz que vestirán el 2016 con la cotidianidad, para simplemente echar a andar.